Orgasmos en el futbol
APERTURA 2012. México, DF. 16/10/2012.Entre goles te veas, es del tamaño del botín de quien lo patea. Ya lo decía Eduardo Galeano: “El gol es el orgasmo del futbol”, será por el grito, el alarido de la hinchada, el loco festejo y manoseo para el anotador o por los estrujos que provoca su celebración.
Y es que así como los orgasmos, los goles también se trabajan. Están los de manufactura estudiada, medida, como el de Efraín Velarde a Monterrey. Con tiempo hasta para el suspiro previo y luego al arrabal abrazadero y tumultuario de la banca.
Algunos prefieren los que incluyen túnel y sorpresa, como el de César Delgado, quien hasta se besa las muñecas y rechupa el dedo del buen sabor que dejó la maroma.
Existen, claro, los arrebatados. Esos que uno se encuentra en el camino y como Juan Carlos Cacho revienta con cuero y uña de por medio hasta ver el balón dentro.
Y qué decir de los estilistas. Goles que provocan espasmos nada más de ver la elegancia, la fuerza, la puntería de Israel Castro, quien no se la cree, se tapa la boca y merece hasta arrimón de Gerardo Torrado.
Por supuesto que para otros no hay como el caracolero. Ese que disloca la cintura del enconado adversario y le da a Juan Carlos Medina el calificativo de “Torero”…
Aunque no hay nada como el sofocón. Es el gol – orgasmo que llega por todo lo alto, vaya que si lo sabrá Rafael Márquez, quien hasta un pollito se echó por semejante anotación…
Es la vida en el estadio. El alimento del futbolista, bendito gol, o mejor que lo diga Galeano: “Bendito orgasmo del futbol”.